Despierta rosa encantada,
enciéndete farolillo mercantil,
que sus ojos ya se abren
para explorar y descubrir.
Ya ha llegado mi pequeña diosa,
que me distrae con un suspiro,
que nos roba sonrisas,
con un diminuto gesto.
Las hadas le regalaron mil gracias
el mundo nos regaló su presencia,
un obsequio para volver a ver
la aurora boreal.
Desafíame a caer en la enredadera
de tu mirada color esmeralda,
transpórtame a otro plano
con el tacto de tu diminuta mano.
Descansa mi niña,
ya mañana descubrirás el día,
ya mañana nos harás revivir
esta fantasía de abril.
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