Cuando no haya
más conejos en mi chistera,
dejaré que la lluvia de tus besos,
me traiga la magia.
Si nunca te hubiera conocido,
si nunca hubiera escuchado tu corazón,
no me hubieran dado la oportunidad
de sentir la magia.
Acércame tu mejilla,
quiero olvidar besándola,
así esperaré sentado en el pétalo
de la marchita rosa.
A que vuelva a amanecer,
en tu sonrisa,
a adivinar que imposible es no amarte,
a conocer tu magia.
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