Una vez más,
me toca espectar,
ver la obra de otros,
soñando que me ocurra.
Me encontraba protegido
por el velo de la felicidad compartida,
pero ahora solo veo ausencia
en esa butaca vacía a mi lado.
He llegado al punto sin retorno
de la trama escrita con tinta transparente,
del libro de las blancas páginas,
del titulo imborrable.
Y estas son las palabras que pierdo
cuando no me atrevo a callar.
Hace más calor que nunca
y yo me muero de frío.
Dime como puedo retornar
a cuando no me importaba más
que jugar a mi juego preferido,
dónde era auténticamente feliz, auténticamente yo.
A través de estas tentaciones que luchan,
de todos vuestros gestos de complicidad,
de esas vivencias compartidas,
quedo al final siendo el espectador.
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