saltando en hilera,
bebiendo de brisas
mi corazón se queda.
Las decisiones quedan
en mi libre albedrío,
mis migajas se recomponen
en recuerdos perdidos .
Cuentacuentos de
lágrimas robadas ,
escupefuegos en
láminas ajadas.
No fui yo ,
no hay culpables,
del convento en el que
junto a mi alma me encerraste.
Tenderé mi mirada
a secar en la arena,
para perder de vista
lo que por mi miedo asoma.
Adoras tu silencio
yo asumo mi ruido,
agazapado entre malezas
buscando sitio.
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