en el que caí tras la noticia,
me di cuenta de que
mis lágrimas no encontraban escapatoria.
Pasearon por mi mente
hasta arrodillarse en mis oídos,
contaron que debía agradecerte
por mostrarme el primer día del resto de mi vida.
La mala fortuna
pretende hacerme creer
que es tiempo de decirte adiós,
para no verte más.
Ella no sabe lo que dice,
porque a dos almas gemelas unidas como las nuestras,
a dos voces perfectamente entrelazadas
es imposible separarlas.
¡Silencio! hagamos mutis,
aquí la fuerza de la despedida es inútil,
porque aunque a la distancia le pese,
tu serás mi otra mitad mientras quede aliento.
Esas palabras que me dijiste
son palabras que no deseé,
pero ya están dichas,
ahora sólo los hechos cuentan.
Y en el momento y lugar que me necesites,
mira al espejo y mi reflejo se manifestará para ti,
y yo mandaré a tu sombra a buscarte
y de nuevo vivir lo maravilloso de estar contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario